epocas siniestras/ cuatro









No, debo admitir que para ninguno de los dos nuestras vidas se resumían en prados verdes, hadas o cartucheras de múltiples solapas, vos y yo, íbamos para todos lados en continuas luchas de resignificación de las cosas.
Es que el mundo como se nos presentaba no nos parecía, no era que no nos agradaba, eso quedaba claro, creo que los dos pensábamos lo mismo en ese sentido (sólo en ese) nos pasaba que cada día lo veíamos y sentíamos todo (sí, todo) distinto, dependiendo de las experiencias recibidas al segundo de apoyar los pies en la tierra, todo cambiaba.
Los sentidos variaban y era en ese mismo punto dónde la vida era por demás divertida, el todo y la nada se completaban con el devenir de las horas y al volver a casa, los dos habíamos anotado y dibujado lo que ese día nos había parecido, no hablábamos, callados, uno le pasaba las notas al otro. Las pensábamos por separado, nos reíamos, nos poníamos tristes y ahí empezaba la otra parte del día, esa que creo que los dos disfrutábamos mas, cuando mirábamos los dibujitos del canal 54.

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