Es posible que parte de la perdida de esta se me quede en imaginar el continuo estado de envidia en el que viven los instrumentos musicales tales como el saxofón o las guitarras, totalmente incapacitadas de poder sostener sobre sí el cuerpo de una sexy cantante de vestido rojo.
Se que los pianos de cola se sienten orgullosos de poder hacerlo, exigiendo ante todo el respeto de sus camaradas por esta particularidad habilidad que algún fabricante les dio.
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