Una puerta, un salida de esta miserable vida, de este miserable pueblo, no puede existir la condena solo por el hecho de haber nacido, pensaba Lucila mientras otra vez le tocaba ir a comprar alguna cosa que su madre había olvidado de traer para el almuerzo del sucio almacén de Don Cruz.
De repente, una verdad revelada, el ver a ese chico que, sin cansancio, la miraba pasar todos los días, tuvo una idea. La solución que nunca había visto y ahora se le presentaba de una manera tan simple, que hasta parecía burlarse.
Esa era la puerta, la puerta era ella misma, su belleza.
Llegó apurada, dejó la lata de tomate al borde de la mesa y a punto de caerse y corrió al espejo para mirarse, como si lo hiciese por primera vez.
(Sí, continua.-)
De repente, una verdad revelada, el ver a ese chico que, sin cansancio, la miraba pasar todos los días, tuvo una idea. La solución que nunca había visto y ahora se le presentaba de una manera tan simple, que hasta parecía burlarse.
Esa era la puerta, la puerta era ella misma, su belleza.
Llegó apurada, dejó la lata de tomate al borde de la mesa y a punto de caerse y corrió al espejo para mirarse, como si lo hiciese por primera vez.
(Sí, continua.-)
1 comentario:
q haces nati........
me dejas con la r intriga.
publica la segunda parte.
jajaj
ahora yo tmb tengo blog
jajaja
asi q podes pasar y debatir
Publicar un comentario