
Otra historia triste que se podría contar sería la de las máquinas expendedoras de boletos de cualquier línea de colectivos, ellas sufren debido a la simple falta de comunicación con quienes las rodean, nunca llegan a tener un dialogo con ninguna moneda o ninguna mano.
Su triste destino les indica que nunca pueden enterarse a donde va la gente, si a
ver a alguien, a trabajar o a buscar vereda por vereda si a hay tirado por ahi algún manojo de llaves que alguien haya perdido.
Nunca lo sabrán, pobres criaturas condenadas a sólo ver dinero y a mantener el mismo dialogo impreso en sus pequeños visores.
Tarifa 3: $1.50, boleto imprimiéndose.
Eso me dicen siempre a mí, pero se ven agradecidas cuando miro fijamente su rustica estructura y les agradezco por un trabajo tan sublime.
Su triste destino les indica que nunca pueden enterarse a donde va la gente, si a
ver a alguien, a trabajar o a buscar vereda por vereda si a hay tirado por ahi algún manojo de llaves que alguien haya perdido.
Nunca lo sabrán, pobres criaturas condenadas a sólo ver dinero y a mantener el mismo dialogo impreso en sus pequeños visores.
Tarifa 3: $1.50, boleto imprimiéndose.
Eso me dicen siempre a mí, pero se ven agradecidas cuando miro fijamente su rustica estructura y les agradezco por un trabajo tan sublime.
1 comentario:
jaaa pusiste una klusendorf !! ( marca de la màquina )
me hubieras pedido foto a mi de las màquinas y no esa porquerìa que aparece en google :P
beso
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