Estas peleas sobre literatura te agotaban, después pasabas horas escondido en algún rincón de la casa. No, no era gracioso, era infantil y patético te decía yo.
Y ahora era tu turno para la risa, vos planteabas que yo no podía hablar de nada relacionado con niños, que yo era la que no paraba de imitarlos desde mi fanatismo por los Beach Boys hasta mi intensa búsqueda de restos fósiles por el patio. Yo te interrumpía para corregirte, era una inversión de tiempo, que de encontrar algo compartiría mi fortuna con vos y pasaríamos el día escribiendo.Si, yo volvía a introducir en nuestra pelea la palabra que nos había traído hasta ella.
Y vos que nuevamente te volvías verde (como el héroe de tu serie favorita, pero sin romper tu ropa por que nunca usabas camisa) era en ese momento que decías que yo no podía hablar de escritura, que era un campo poco explorado para mí, que deje de llamarme escritora.
Enojada, corría hasta tu mesita de luz, buscaba tu pasaporte y me reía porque al lado del ítem Empleo no decía escritor, el espacio estaba en blanco.
1 comentario:
dos cosas:
comparto un comentario y un texto
· no puedo evitar sentirme nombrado en algunos de estos textos. espero sea asi y no sentirme defraudado.
· como dos fragmentos de una carta olvidada (alguna vez destinada a alguien) que se reencuentran luedo de años, el sentido vuelve a aparecer. es siniestro pensar que el fatal paso del tiempo pueda diluir estados del espiritu que a uno lo dejan en calma. es simple la respuesta: comienza a vivir.
Publicar un comentario