Sector B - Tres



Ahora ya habías dado el paso que todo lo re definía, te encontrabas en un desierto y sin posibilidad alguna de plantearte siquiera la idea de barrer toda la arena que debajo de tus pies se encontraba para poder tener ante tu vista la existencia de tu piso blanco y pulcro nuevamente.
Sólo podías distinguir a lo lejos, pero lejísimos, la figura de una chica que, sentada sobre un piano negro de cola, rompía con el silencio del lugar con una risa de lo más estridente, la cuál interrumpía por momentos para cantar a los gritos las estrofas:
"Al agua Pato- pato
sin los zapatos- patos"
para volver a interrumpirla con su risa y continuar:
"Al agua pato-pato
sin los zapatos-patos"

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