Por ésas épocas, la realidad ya te había asustado muchas veces y ya no querías intentar la convivencia con ella otra vez. Estabas cansado de perder el tiempo en repasar una y otra vez líneas gastadas que no hacían más que pedir una disculpa muy vieja y por demás vacía. Poco de vos quedaba.
Yo lo sé. Yo te ví, en el momento en el que eras totalmente consiente de que todo se había escrito devuelta, fue cuando te descubriste haciendo otras cosas, sorprendido de lo amarillo que son los pájaros a la tarde.
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