Reías y pensabas, reías y te distraías tarareando un tema que nunca había escrito nadie, el simple intento por recordar acordes inexistentes era lo mas exitante de tus tardes.
Por esas épocas era el color gris, la distancia entre los azulejos del baño y la cantidad de hormigas en el piso el tema del momento. Tu retórica te impactaba al momento de comentar y defender tu postura.
Pero es verdad que en el medio de ellos había momentos donde el espacio no se llenaba y todo se completaba en redondeles violetas que nublaban tus pensamientos mas vitales y se tornaban en protagonistas, pero no te alcanzaban del todo, nunca llegaron a nublarte tu campo subjetivo, yo lo se, yo te ví, riendo entre las espinas y acariciando arañas gigantes.
Ya nada quedaba por esos tiempos, nada que no pueda tocarse, quebrarse o moverse. Todo te pertenecía, sabias eso y al momento de recordarlo, volvías a reír.
Por esas épocas era el color gris, la distancia entre los azulejos del baño y la cantidad de hormigas en el piso el tema del momento. Tu retórica te impactaba al momento de comentar y defender tu postura.
Pero es verdad que en el medio de ellos había momentos donde el espacio no se llenaba y todo se completaba en redondeles violetas que nublaban tus pensamientos mas vitales y se tornaban en protagonistas, pero no te alcanzaban del todo, nunca llegaron a nublarte tu campo subjetivo, yo lo se, yo te ví, riendo entre las espinas y acariciando arañas gigantes.
Ya nada quedaba por esos tiempos, nada que no pueda tocarse, quebrarse o moverse. Todo te pertenecía, sabias eso y al momento de recordarlo, volvías a reír.
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