veo veo

Mientras Elsa se preguntaba otra vez la razón de ser de los moños y su poca influencia a la hora de la toma de cualquier decisión racional, Mario entraba por la cocina directo a la puerta que se encontraba bajo la pileta del lavadero.
Como todos los días, abría el pote donde estaba prolijamente guardado el jabón en polvo, tan solo para olerlo y suspirar.
Luego de este rito, decía la palabra q su mujer esperaba, “verde” pronunció.
“El marco de la puerta de la cocina de Aníbal, ¿como anda?”
“Ganaste, cansado de todo, pero lo importante es que anda”
Y sin más Mario pasaba al baño, no sin volver a extrañarse como después de 20 años de casados nunca pudo ganarle a Elsa al Veo Veo.

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