La realidad

Levantarse, cambiarse, fijarse que la ropa esté más o menos planchada o limpia, salir habiendo tomado medio café y correr a la oficina.
Pablo ya no mira a los gatos para que le indiquen el camino ni toma mate en el colectivo. Ahora todo es el presente, la proyección mas lejana son las vacaciones y su única inquietud es la real ubicación de todas las monedas que faltan en la calle.
Cuando, caminando por ahí como cualquier día, las personas se paran en su sitio y las flechas que acaban de salir del piso indican la figura delgada de una chica que mira al cielo escuchando un tango sin letra para luego regalarle a Pablo la sonrisa más dulce.-
FIN.-

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