The end.-




Algo debía decirle, no podía ser que solo cumpla las superfluas funciones que dice la biología, por ende Pablo se dignaba a escuchar lo que decía el viento.
Probó con un vaso, parado sobre una silla en el fondo de su casa, sosteniéndolo lo más fuerte que pudo apuntando para los cuatro puntos cardinales.
Nada.
Lucila ya no pasaba al mediodía y Pablo pensaba que por ahí había conseguido trabajo para ir juntando plata para el terrenito que compartirían en la costa, ahí donde se puede ver el mar que va y que viene, sin cansarse y siempre produciendo ese sonido tan relajante.
Pero tenía la certeza que en realidad estaba escondiéndose, es que el simple hecho de una vida tranquila y para siempre no era para todos, el susto la había hecho huir.
Pablo, bajo de la silla para ahora ya despertar,  y tomó una decisión administrativa: ya no ocupara su tiempo en idear estrategias y planes. Ahora ya no vive en lamentos, en esos que no dejan respirar y que no paran de insistir.
De lo único que esta seguro es de que si el tiempo tuviese una oficina de reclamos el suyo se daría a lugar de inmediato y que la medida que se tomaría sería la de volver atrás los momentos, permitiéndole a Pablo saltar desde ese techo.

1 comentario:

Amelia dijo...

me gusto mucho!!!!!
Medio triste me parece, no podria tener otro final??
besoo