Sector B.-


El ruido del golpe seco que le dabas a cada paquete de cigarrillos antes de abrirlos esa tarde se mezcló con una furiosa risa que no reconociste y que te asustó. Dejando tu escritorio pulcro de lado, te paraste con un miedo terrible, saliste del despacho, caminaste por el pasillo.
Ahora ese sonido se distorsionaba como la guitarra de alguna canción de moda, seguías con miedo, todo se te empezó a confundir y era el momento de admitir que lo pasaba por tu cabeza no se correspondía con lo que hacían tus piernas que, hipnotizadas, caminaban hacia ese extraño sonido.

No hay comentarios: