epocas siniestras/ Nueve

Días y meses así. Alguien debía decir algo por que me estaba volviendo loca. Mi odio me hacia ponerte sal en tu te cuando te dabas vuelta y lo peor es que cuando veía tu cara de asco al probarlo no me daba gracia, quería que mueras.
Viniste con una tiza color verde, con toda la paciencia del mundo hiciste cálculos y mediciones, por toda la casa. De repente, en cada cuarto había una línea verde dividiéndolo todo por la mitad, acto seguido, dejaste pasar a los obreros y en dos semanas todo había terminado, el lado derecho de la casa para mí y el lado izquierdo para vos.
La crisis habitacional se había resuelto en un instante, debo admitir que fue una gran idea. Me dediqué días y días a decorar esa nueva pared que todo lo dividía pegué dibujos, fotos y un curioso cartel de una publicidad de helados que había arrancado de la calle un tiempo atrás. Solo después de eso pude respirar con tranquilidad.

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