Fue por esas épocas que los monstruos que te habían divertido por años ya no producían efecto alguno. Venias abatido y de forma extraña mezclabas textos, violencia, amargura y chistes sobre tu persona, a toda velocidad y de una forma que sólo vos podías.
Yo lo se, yo te vi buscando en incoherentes destinos todo eso que algún día te había pertenecido. A mi me daba gracia ver estas escenas de comedia trágica diarias que dejaban poco espacio para el análisis.
Sabíamos que era el momento oportuno para dejar de lado las palabras humedad, peste negra y alterados, para cambiarlas por Rivadavia y Microsoft Power Point.
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